Estamos envueltos en una época complicada, quizás la más compleja de las últimas décadas. Los tiempos de bonanza económica quedaron atrás y ahora en la calle (a determinadas horas y en determinados lugares), reina un ambiente ciertamente hostil. Son muchas las personas que hace unos años mantenían una vida normal y ahora se han visto en la calle, sin recursos y sin visos de un futuro mejor. Esta situación, inexorablemente, está repercutiendo en la educación. Los más jóvenes piensan que la violencia es aceptable, sirviéndose de ella para conseguir réditos económicos. Quizás ellos no sean los mayores culpables, pero lo cierto es que hay que andarse con ojo.
Es posible que tengas miedo a encontrarte en una callejuela estrecha a un grupo de malhechores, máxime si vas acompañado de tu familia (hijos, padres, esposo, etc). Vaya por delante que la violencia no es la solución, en ningún caso. Agredir a otro ser humano nunca está justificado. Pero no podemos obviar que en algunos momentos -desgraciadamente- una situación extrema nos puede obligar a defendernos para no sufrir unas lesiones que podrían ser irreversibles. No es nada malo que vayas equipado por si, en algún momento, sufres una agresión, un robo o un ataque inesperado.
La solución es más sencilla de lo que pienses y, por supuesto, está dentro de la ley. Lo mejor que puedes hacer para pasear con tranquilidad por cualquier ciudad o pueblo y a cualquier hora es visitar una tienda policial. Allí encontrarás artículos y productos que pueden llegar a salvar tu vida: grilletes, calzado táctico, material de defensa, sprays de defensa, correaje. No pienses que esto lo vas a utilizar a tu libre albedrío, eso sí que sería condenable. Únicamente harás utilización de estos materiales si la situación lo requiere.
En realidad es una pena que tengamos que haber llegado a estos extremos, pero el mundo, hoy en día, no es un lugar tranquilo y pacífico. Solamente basta con poner el informativo cualquier día para darnos cuenta de ello. Es verdad que la vida puede ser maravillosa (como diría el gran Andrés Montes). Por eso, lo peor que nos puede pasar es que alguien, sin previa explicación ni razón alguna, intente atentar contra ella. Debemos estar preparados para cualquiera de estos desagradables imprevistos. Nadie está en el derecho de poner nuestra vida en peligro. Ya sabes, es mucho mejor prevenir que curar.